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«.... Una pintura que habla de la soledad, de la incomunicación, de los espacios vacios.   De alguna manera del dolor y de la incertidumbre.   Para ir asumiendo todo ese caudal argumental,  Maria Elena Duque ha decidido ir trabajando un cromatismo cauto y parco, buscando dar una peculiar atmósfera a sus escenarios.


La figura humana aparece insinuada y simpifcada.   Los espacios metafísicos se plantean como alegorías de un mundo interior en conflicto y como una expiación redentora.»


«... Las pinturas de Maria Elena Duque abordan el espacio escenográfico como

lugar simbólico donde habitan seres fantasmales.   Hay en sus telas una preocupación por composiciones geométricas, zonas iluminadas y en las

sombras oscuras habitantes que se consumen en el sucederse de su propia

existencia.


Las figuras a contraluz, siempre de espaldas, invitan a reflexionar sobre el

hombre y su destino.   No hay detalles anatómicos descritos, ni rostros

identificables.   Sus personajes estan comportándose como espejismos en

lugares misteriosos y casi irreales.


El color, que se conserva homogéneo en cada uno de los trabajos en pequeño

y mediano formato, hacen que la atmósfera de suspenso e intriga se

intensifique, invitando al observador a un universo sugestivo y raramente

poético.»



Miguel GONZALEZ

AICA Internacional